Sexología
Buscando el Mar
Como algunos sabéis, soy hija de italianos. La historia es larga y el caso quiso que mis padres emigraran a Madrid y que me pusieran de nombre Delfina. Las gracias del colegio aparte, que no siempre eran divertidas, aprendí a aceptar mi nombre.
Ahora bien, ¿qué hace una Delfina en una meseta?
Madrid es el mapa donde aprendí a moverme. Madrid es la red en la que se articuló mi ser, mi profesión, mis amistades y mis estudios. En Madrid está la gente que contiene y sujeta fuerte mi mano. Es donde ejerzo como docente y terapeuta feliz, muy feliz.
Es una ciudad clara, donde el verano y el invierno son claros. Los inviernos de Madrid me fascinan. Es un sitio donde el invierno tiene sentido.
Desde pequeña emigraba varias veces al año a ver a mi familia a Italia, siempre cerca del mar. La gente de Roma está acostumbrada a, en cuanto baja un poco el frío o la lluvia, buscar el mar. El que sea, el más cercano.
Me crié encima de un barquito o de una roca con una abuela que me lanzaba a buscar pulpos y conchas. Siempre sospeché que su glotonería era semeja a sus ganas de que yo amara el mar.
La primera vez que pisé Barcelona tenía 16 años e iba a ver a mi amiga Anna. Y el primer libro que leí en catalán “Tot et serà pres”. Vaya drama.
Con mis 23 mi madre se mudó a Barcelona para hacerla su residencia definitiva y encontrar su casa mirando al mar. Fue en el Maresme.
La Dra. Manni no sé si pudo gozar mucho del mar porque en Agosto de 2007 murió, dejando su soñada vida mirando al mar a medio construir.
Ahora en 2017 marcho yo. La llamada del mar, la llamada de un territorio donde los idiomas de babel se enredan. Aquí, donde retomo con el agua, con los ritmos de la vida, los ritmos de verdad. Donde puedo sentirme, en mi mancha mediterránea.
Así que sí, nací viviendo en un puente, en dos lugares, nacionalidades y estilos de vida, esto es lo que más sentido me hace. Madrid – Barcelona, dos mundos en una sola ola.
En Madrid sigo manteniendo mi fuerte roca, y ahora… Amollo las velas para navegar por más almas y más rincones. Hasta ahora he acompañado procesos de distintas nacionalidades, orientaciones, edades, orígenes sociales, mundos, creencias y vivencias. Gracias vida, por abrirme la oportunidad de nutrirme para nutrir.
Un comentario
Jorge
La ola te ha llevado a tu esencia según lo que veo y siento. Tu elemento, tu raíz o al menos gran parte de lo que te define… un territorio que es tuyo por naturaleza y que, creo, te conecta con tu esencia. Toda la fuerza y el amor para este cambio, para que vayas a través disfrutando de ello!
Un abrazo y espero cruzar de vez en cuando el puente y encontrarnos viendo el mar!