Relaciones
En este cumpleaños 10…
Hoy hace ya unos años que nací yo. El mismo día nació mi madre, a los dos mi padre.
Hoy quiero compartir mi celebración.
Los cumples, con el tiempo, tienen algo de alegría y, a veces, algo de nostalgia.
Ayer eché de menos a mi madre, volví a leer alguna de sus cartas y rescaté sus palabras de amor. Me conmueven, me escuecen, me ablandan.
¿Para qué comparto esto?
Bueno, en este camino llamado vida, los años y los padres son todo un tema. ¡Cómo los pobres tienen la culpa de todo! Hasta que crecemos.
No creo en esas teorías esotéricas que dicen que elegimos a nuestro padres antes de nacer. Creo que nuestra relación con ellos y su marca en nosotros nos acompañan. Eso sí, podemos soltarles un poco y vernos grande. Eso sí, a los padres hay que sacarles del armario.
Yo pasé, tras la muerte de mi madre, un par de años de no sentir, ya que tenía que resolver cosas. Les siguieron otros años en los que la mitifiqué y construí una imagen perfecta e inalcanzable a la que jamás podría parecerme.
Y, de ahí, un día me atreví a verle las sombras tan evidentes pero escondidas por el duelo. Dejó de ser la mujer más bella, inteligente y con clase del mundo, a ser el centro de mi odio. Porque sí, la había fastidiado mucho. Y así con mi padre, y así nos pasa.
Y tras años de darle vuelta a mi dolor, legítimo y necesario, de darme el permiso para poner los nombres necesarios a los agresores y agresoras de mi vida y a mirar bien por dónde me quedaban las cicatrices, solté un poco. Fue, ya fue.
Y a veces te escocerán las heridas porque eras muy peque, y volverás a sacar a tus padres y a verte en ellos.
Y ajá… Sí. Los ves en tus parejas, actúas como ellos con tu chica, con tu hijo… ¡Qué gran fastidio!
Ellos también te marcaron el cuerpo y cómo usarlo.
Así que hoy bendigo mi nacimiento, porque si miro 10 o 20 años atrás, ahora amo más y mejor. Mi vida es mejor. Mis amistades son bellas. Mi trabajo me permite estar cerca de mi corazón y ponerle algo útil a la rabia, la tristeza, el dolor de las heridas… Me permite ser más alegre y ligera.
Me peleo menos conmigo.
Mi familia es más bella.
Yo soy más bella.
Cada día recibo más.
Y sí, claro, me atasco como tú en los mismos puntos. Cada cual tiene su cojera.
Y con todo, soy más sencilla, más de verdad, me ahogo menos, escucho y me escucho más. Y esto me hace más bella.
Así que gracias, porque he llegado mucho más lejos a todos los niveles de mi vida de lo que jamás imaginé.
Esto que dicen los coach: soy una mejor versión.
Y con todo quiero mirar con mucho amor y respeto a todas las Delfinas que ya fueron, por torpes o feas.
Feliz cumpleaños mamma. Creo que estarías orgullosa de mí.
Gracias a los y las que me leéis, a mis “pacientes pacientes” por ser mi sentido de vida.
Mirad atrás y honrad donde estáis.
Delfina Mieville
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