Experiencias
Alejandro Jodoroswky. El despertar del ser esencial. Nápoles 2016
Lo que no doy, me lo quito. Lo que doy, me lo doy.
Para quien no lo conozca, Alejandro Jodorowsky Prullansky (Tocopilla, Chile 17 de febrero de 1929) es un artista chileno de origen judío-ucraniano, nacionalizado francés en 1980. Extraña persona que es y ha sido escritor, director teatral y de cine, guionista, actor, mimo, marionetista, compositor de bandas sonoras, escultor, pintor en cine, historietista, dibujante, instructor del tarot y sanador psicomágico*.
Fundó, junto a Roland Topor y Fernando Arrabal, el movimiento “Pánico”. Por lo que más se le conoce, para bien o para mal, es por la psicomagia, una técnica que conjuga los ritos chamánicos, el teatro y el psicoanálisis, cuyos pretendidos efectos son provocar en el paciente una catarsis de curación (que explicaré más abajo).
En pleno centro, en el claustro cercano a la iglesia de Santa Chiara (para mí siempre será la Santa y amante de San Francesco) más de 100 personas de Italia estaban allí para verle, entre ellas, esta escéptica.
No pretendo trasmitir su palabra. No sé muy bien qué pretendo. Llegué a una ciudad maravillosa, despierta, desordenada. Donde todo te responde con abrazo y caos. El caos que yo no permito dentro. Yo había leído acerca de Jodorowsky, incluso viví en Chile por tres meses y ahí conocí a un francés discípulo suyo. Y allí, lejos de un Madrid más práctico que profundo y en un Santiago tan loco como existencial, escéptica de la vida, soberbia intelectual, decidí experimentar los actos «psicopáticos» que él llamaba psicomagia.
Para hacer un gran resumen, un acto psicomágico es aquel acto con potencial simbólico que se vuelve curativo porque al inconsciente le sirve. El símbolo a través del ritual puede intervenir en el inconsciente. Por ejemplo, tras un divorcio tirar al mar una alianza puede ser uno, estamos rodeados de ellos. No hace falta decir lo importante que es para nosotros-as el inconsciente. ¿Verdad?
Pero en mí, antes de esta experiencia napolitana, la locura de ese chileno viajante y apátrida como yo, se me hacía medio gurú. Y por lo tanto me resistía a él. Y aún ahora me guardo muy mucho de vivirlo como doctrina. Pero eso era bueno, por que recibía la enseñanza o partes de un mensaje como de un ser más, sin intoxicar. Lógicamente, había mucho fanático en la sala, mucha histrionia. Pero en los grupos es a veces así. Siempre hay alguien que necesita hacerse notar, alguien que necesita de ese momento de «exorcismo televisivo», alguien que necesita espacio, ese perfil es carne de gurú. Ego que veo fuera, ego que resuena dentro.
En sus actos para sanar Jodorowsky normalmente utiliza figuras masculinas y femeninas básicas (padre, madre, abuelo, abuela), con lo cual resultaría muy difícil representar estos ejercicios para nuevos modelos de familia: lesbianas, homosexuales, transexuales, etc. Si yo quiero hacer un acto psicomágico con un hombre ¿me vale que sea gay o transexual? Jodorowsky contempla la homosexualidad como una orientación más, si bien es cierto que hoy nos movemos en representaciones de lo masculino y lo femenino muy binarias, y esto está en nuestro inconsciente.
Puede que dentro de muchos años pueda haber actos psicomágicos que incluyan más diversidad.
Fue a finales del 2014 que por fin comencé a renunciar a la soberbia del intelecto. Como os digo en Chile me dejé ser. Solté un poco las riendas de «la norma, la verdad» y sí, me lancé a hacer algún acto psicomágico. Hay una frase budista que repito mucho porque a mí me ha ayudado mucho: “a veces el camino más largo es el de la cabeza al corazón”.
Chile, mi actual trabajo con la Gestalt, trabajar mi cuerpo, siguiendo con mi pasión por la investigación, los derechos y las personas… Este 2016 me llevaron hasta Nápoles. Este encuentro en mi país de sangre (Romana en España, ibérica en Italia) hizo y me hace saber que ando muy bien por mi camino nuevo.
Volviendo a nuestro protagonista, sus palabras, su humor, sobre todo, me recordaban a lo estudiado en los libros y en la piel, y él hablaba de su piel. Cómo las cosas tomaban forma en mi trabajo como sexóloga, la Gestalt, Jung y tantos caminos se realizaban en su discurso. Donde, por fin, cuerpo, emoción y mente han de posarse y entenderse.
Citando a Alejandro Jodorowsky -de manera imprecisa- veamos un poco este regalo que nos otorgó:
La felicidad no se puede desarrollar, porque ya está en nosotros, lo que se puede hacer es desmontar los obstáculos de la conciencia. ¿Por qué no soy feliz? Porque pongo límites a mi consciencia. Esto es lo que me impide vivir plenamente. La felicidad está, el trabajo es con los obstáculos.
Nos comentaba a modo de reflexión, que pensamos en términos binarios y de opuestos, día y noche. ¿Qué pasaría si viviéramos en un mundo con mitad de noche y la mitad de día? Entraríamos en la luz y la oscuridad sin ser opuestos. ¿Y si tuviéramos 2 soles? Pensamos en nosotros mismos como únicos y separados. Pero el ruido del tráfico lo hacemos entro todas y todos. La felicidad es eso, estar unidos. A una misma y a los demás.
Por eso la importancia de la plenitud de la mente, del corazón y de la sexualidad o raíz. La importancia, como diría también la Gestalt, de ir a la necesidad pero no las necesidades inventadas que nos hace esclavos. Deseamos cosas mucho más esenciales. Seré feliz si realizó mis deseos, pero los verdaderos.
De ahí: sé quién eres, no quién quieren los demás que seas. De ahí el sufrimiento, de ahí envidiar la luz de otros, de ahí mentir diciendo que soy feliz. ¿Cuándo viviré mi vida? ¿Cuándo dejaré de votar políticos de mierda, ver televisión de mierda?
No podemos cambiar el mundo pero sí sumar para haga una ola y mejorarlo. ¿Cómo? Entiende que el mundo es algo tuyo no algo de los otros, de los malos. Es hijo tuyo.
Consciencia
Y aquí la gran revelación, si se me permite la expresión, aquí una de las principales reflexiones de este casi nonagenario: ¿Por qué no quiero cambiar? No queremos cambiar porque significa ser nosotros-as mismas y dejar de pertenecer a nuestra familia. Ser nuestra esencia y no los mandatos.
Antes, ser diferente en la prehistoria, Edad Media, etc. significaba el exilio y el abandono, la muerte. Y seguimos con esa idea. Para abrirme a la experiencia tengo que vivir ese caos, ese vacío de no pertenecer, esa angustia o pequeña muerte. El límite de la conciencia es pertenecer.
¿Cuáles son algunos orígenes de problemas infantiles que nos traemos encima? A nivel intelectual no ser visto como eres. Invisibles o que debían ser otras cosas. Si no soy visto no valgo. A nivel emocional necesito ser amada/o por quién soy. Si no soy amada no valgo, por lo tanto me detesto.
Hablando de sí el artista comenta, «dejé de vivir como un gato buscando amor y me decidí a amar, y me liberé». De ahí lo que no doy me lo quito, lo que doy, me lo doy. ¿Lo entiendes?
Hasta entonces cuenta Jodoroswky que cuando era feliz sentía una especie de neurosis de muerte. Aquí hicimos un ejercicio maravilloso, entre desconocidos nos mirábamos y decíamos con calma y conciencia: «te veo, te quiero como hermana-o, estoy feliz que estés vivo-a y en lo que pueda te cuidaré». Me recordó a mis estudios de antropología donde, creo, eran los bosquimanos quiénes se posaban la mano en el pecho y decían: te veo.
Amiga y amigo que nos leen, ¿qué más necesitas oír? Hubo otros ejercicios individuales y colectivos, donde puedes morir y volver a ser otro, donde en el fondo y más importante era -y es -flexibilizar el ego*, soltar ese concepto de lo que pienso que soy y ver pasar. Después de otros tantos ejercicios podías llegar a saber la finalidad de tu vida, pero no necesitas ni a Jodorowsky ni a mí, ese algo esencial lo sabes, es algo muy básico.
Importante, despedida
Como os comento no tuve grandes revelaciones, más bien tomaron forma más sólida mis caminos e intuiciones.
Alejandro dice que la mayoría tiene un fin para sí y el resto para los demás, yo tengo la suerte que se mezclen, por eso me encuentro contigo. Qué felicidad y tranquilidad fue saberlo y sentirlo.
Por eso aprendo de ti y te llevo conmigo en un crecimiento infinito. Lo que siento por cada paciente es eso. Yo te veo, de verdad que te veo. De verdad que te quiero, y sí soy feliz de que estés vivo, y sabes de sobra que estoy, lo que pueda con mis fuerzas y límites, completamente para ti.
Gracias.
*sanador: Esto último habría que tomarlo con pinzas, ya que darle a alguien el poder de sanar sin más es mucho y peligroso.
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